Quiso la caprichosa fortuna que me encontrase a solas con el tiempo tan solo acompañado del ruido de la lluvia tras la ventana.
Ahí se termino mi suerte cuando aburrido encontre en un cajón un viejo papel con tu nombre garabateado.
Y ya puestos, me dispuse una vez mas a gozar de mi soledad en tu compañía, recuperando aquellas imagenes que hace años un dia decidiste regalarme y que guardo como paño en oro.
Ahí estabas tu, desenfocada al principio, maravillosa despues, cepillando tu melena ante el espejo mientras sonreias o me sacabas la lengua en tono de burla.
O en la cocina, ataviada con un horroroso y roido delantal mientras hacias unos macarrones y canturreabas una canción si cabe mas horrorosa que el delantal.
Mientras saboreaba el cafe que desaparecia en mi boca y aspiraba lentamente el cigarro gozaba como un niño con un juguete nuevo viendote bailar por el pasillo.
Tan solo verte leer un libro en el sofá, haciendo ver que no sabias que estabas siendo grabada era motivo suficiente para lanzar un suspiro de satisfacción y en un arrebato me sentí pagina en tu mano y me emocioné.
Tuve que moderar mi respiración cuando durante diez eternos minutos te dormiste en tu cama y la camara registró tu cara, inmovil y serena, pudiendo gozar de un momento intimo que tan solo muy pocos pueden saborear.
Y sonreí una vez mas cuando picarona, ataviada tan solo con una toalla, te soltabas el pelo y me lanzabas un travieso beso mientras le dabas al stop antes de entrar en la ducha.
Pero la lluvia cesó y yo desperté de mi ensoñación con pesar al descubrir que dicha cinta de video no existía y en ello radicaba mi desventura pues todo cuanto poseo de ti son tan solo mis recuerdos y mi imaginación.
No tendria precio para mi esa cinta si existiera y me maldigo mil veces por no tenerla.
Y ahora, con los años como mudo testigo de las vivencias pasadas aprendo que la vida nos ofrece a veces escasos segundos para escoger.
Por entonces, yo decidí, no sabre nunca si para bien o para mal, que tu amistad era lo mejor para los dos.
Pero cada vez que tropiezo con tu nombre, ya pasado el tiempo, me arrepiento de haber decidido quererte y no haber decidido amarte.
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