Algo suave le rozó la cara y le despertó, era Pulgas, que de inmediato se alejó. Se estiró con pereza y bostezó, notando los huesos de sus hombros doloridos al levantar los brazos.
El canto de un pajarillo le endulzó los oidos...aquel habia sido el primer sonido del dia, roto de inmediato por el de un autobús que pasó a escasos metros de el.
No habia mucho trafico aún y menos en aquella calle, debian ser las seis de la mañana según sus calculos.
La escuela de la calle enseñaba rapidamente, el reloj era una invención estupida, para el no era necesario, nadie le esperaba.
No le apetecía salir de su vieja y roida manta ni de sus cartones, la madrugada era fresca y la humedad intimidaba.
Pulgas se acercó de nuevo, buscando algo de calor y Elias le hizo un hueco, el pequeño y escualido gato aulló timidamente y se metío dentro, ronroneando.
Cuando su mano rascó la cabeza del animal recordó lo que era una caricia.
Cuando se pierde todo siempre quedan los recuerdos, uno se alimenta de ellos pero por desgracia a Elias cada vez le quedaban menos.
Buscó entre su macuto agujereado, revolviendo entre papeles, trapos, una camisa descolorida, un trozo de pan duro, una vieja cartera descosida...la abrió, alli estaban, tres fotos.
Daniel, su pequeñin de dos años, desnudo sobre una manta de goofy, le sonreía.
Marta, con nueve añitos, parecía toda una mujer con aquellos pendientes de aro y sus ojos maquillados.
Elena, su mujer.
Casi no sentía ya nada al verles...ni siquiera sus ojos se humedecían...eran un triste adorno, una condena que cargar...un postre que no poder comerse.
Quedaba algo de coñac en la botella, un dedo nada mas, y lo vació de un trago, notando el calor pasar a traves de su cuello...AAAAAH, que placer...
Una rafaga de aire hizo que la pagina de un periódico se estrellase contra su improvisada cama...
Miró la fecha, era de hacia una semana, por lo menos...los dias no tenian constancia para el.
El anuncio de un vehículo flamante, a todo color no le interesó y giró la pagina.
CRISIS ECONOMICA MUNDIAL
La carcajada que soltó hizo que Pulgas saliese corriendo.
Cuando por fin dejó de reir y pudo respirar con tranquilidad, recordó que no recordaba que era una crisis.
Hacia frio esa mañana...se tapó de nuevo con la manta y cerró los ojos.
Cuando Pulgas regresó a su lado Elias ya dormía, con una dulce sonrisa en los labios.
El canto de un pajarillo le endulzó los oidos...aquel habia sido el primer sonido del dia, roto de inmediato por el de un autobús que pasó a escasos metros de el.
No habia mucho trafico aún y menos en aquella calle, debian ser las seis de la mañana según sus calculos.
La escuela de la calle enseñaba rapidamente, el reloj era una invención estupida, para el no era necesario, nadie le esperaba.
No le apetecía salir de su vieja y roida manta ni de sus cartones, la madrugada era fresca y la humedad intimidaba.
Pulgas se acercó de nuevo, buscando algo de calor y Elias le hizo un hueco, el pequeño y escualido gato aulló timidamente y se metío dentro, ronroneando.
Cuando su mano rascó la cabeza del animal recordó lo que era una caricia.
Cuando se pierde todo siempre quedan los recuerdos, uno se alimenta de ellos pero por desgracia a Elias cada vez le quedaban menos.
Buscó entre su macuto agujereado, revolviendo entre papeles, trapos, una camisa descolorida, un trozo de pan duro, una vieja cartera descosida...la abrió, alli estaban, tres fotos.
Daniel, su pequeñin de dos años, desnudo sobre una manta de goofy, le sonreía.
Marta, con nueve añitos, parecía toda una mujer con aquellos pendientes de aro y sus ojos maquillados.
Elena, su mujer.
Casi no sentía ya nada al verles...ni siquiera sus ojos se humedecían...eran un triste adorno, una condena que cargar...un postre que no poder comerse.
Quedaba algo de coñac en la botella, un dedo nada mas, y lo vació de un trago, notando el calor pasar a traves de su cuello...AAAAAH, que placer...
Una rafaga de aire hizo que la pagina de un periódico se estrellase contra su improvisada cama...
Miró la fecha, era de hacia una semana, por lo menos...los dias no tenian constancia para el.
El anuncio de un vehículo flamante, a todo color no le interesó y giró la pagina.
CRISIS ECONOMICA MUNDIAL
La carcajada que soltó hizo que Pulgas saliese corriendo.
Cuando por fin dejó de reir y pudo respirar con tranquilidad, recordó que no recordaba que era una crisis.
Hacia frio esa mañana...se tapó de nuevo con la manta y cerró los ojos.
Cuando Pulgas regresó a su lado Elias ya dormía, con una dulce sonrisa en los labios.
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